5 cosas que debes saber de la neumonía
La neumonía comparte síntomas con los resfriados severos, pero sus consecuencias son más graves. Conoce 5 cosas importantes de la enfermedad.
Según la OMS, la neumonía es la enfermedad causante del 15 por ciento de muertes en niños menores de cinco años en todo el mundo.
Puede prevenirse con la inmunización, una alimentación adecuada o el control de factores ambientales.
Las 5 cosas que debes saber sobre la neumonía:
1. Los tipos de neumonía
Los dos tipos de neumonía más comunes son: la causada por el Neumococo, una bacteria que se transmite de persona a persona o por el ambiente; y la provocada por medio del contagio de algún tipo de virus, como el sarampión, la influenza o el adenovirus. Explica la pediatra Diana Mejia.
2. Otros factores de riesgo
Las personas cuyo sistema inmunológico está debilitado por algún tipo de tratamiento médico, como la quimioterapia son vulnerables a padecer neumonía.
También los casos de niños con problemas cardíacos y pulmonares. Además los bebés prematuros, y personas que han recibido un trasplante de órganos, son vulnerables a contagiarse de neumonías.
Otros factores que pueden aumentar el riesgo de contagio son: el consumo de tabaco cerca del niño, vivir en hacinamiento, inhalar frecuentemente aire contaminado, como el producido por los hornos de leña.
3. Síntomas
La tos y la dificultad para respirar son la primera señal de alerta, fiebres, respiración rápida. La mayoría de los niños pueden combatir la enfermedad por medio de su sistema inmunológico pero en casos de salud delicada, como los pacientes asmáticos, la enfermedad puede representar un riesgo si no se le trata de manera adecuada.
4. Diagnóstico
Además de un reconocimiento físico por parte de médico, las pruebas de laboratorio permiten detectar la enfermedad sin confundir sus síntomas con alguna otra.
Exámenes de sangre, radiografías de tórax y en casos más serios las biopsias serán las herramientas para detectar y tratar de manera adecuada la enfermedad.
5. Tratamiento
La neumonía puede ser contrarrestada por medio de un tratamiento de antibióticos suministrados regularmente.
Es importante no demorar la visita al médico y no interrumpir el tratamiento hasta su finalización. Solo los casos más graves requieren hospitalización.