Ansiedad
El miedo y la ansiedad son parte de la vida, se presenta en situaciones cotidianas. Pero para algunos no desaparece y empeora con el tiempo.
Según la OMS | Organización Mundial de la Salud, esta es la información general y definición en cuanto a la ansiedad, como trastorno:
Los trastornos mentales comunes están en aumento en todo el mundo. Entre 1990 y 2013, el número de personas con depresión o ansiedad ha aumentado en cerca de un 50 %, de 416 millones a 615 millones.
Cerca de un 10 % de la población mundial está afectado. Y los trastornos mentales representan un 30 % de la carga mundial de enfermedad no mortal. Las emergencias humanitarias y los conflictos aumentan la necesidad de ampliar las opciones terapéuticas. La OMS estima que durante las emergencias 1 de cada 5 personas se ve afectada por la depresión y la ansiedad.
Hay varios tipos principales de trastornos de ansiedad. Cada uno tiene características particulares.
Las personas con trastornos de ansiedad generalizados tienen miedos o preocupaciones recurrentes. Por ejemplo, la salud o la situación económica. Con frecuencia tienen una sensación constante de que algo malo está por suceder.
La causa de estos sentimientos intensos de ansiedad puede ser difícil de identificar. Sin embargo, los temores y preocupaciones son muy reales. Impiden muchas veces que las personas se concentren en sus tareas diarias.
El trastorno de pánico implica sentimientos repentinos, intensos y no provocados de terror y pavor. Por lo general, las personas que tienen este trastorno desarrollan mucho miedo. Temor respecto a cuándo y cómo se producirá su próximo ataque de pánico. En consecuencia a menudo limitan sus actividades.
Síntomas de la ansiedad
Los síntomas que detalla la OMS son: un trastorno relacionado incluye fobias, o miedos intensos, respecto a determinados objetos o situaciones.
Las fobias específicas pueden incluir situaciones como encontrarse con determinados animales o volar en avión. Mientras que las fobias sociales incluyen miedo con relación a entornos sociales o lugares públicos.
El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por sentimientos persistentes e incontrolables. Pensamientos no deseados (obsesiones). Y rutinas o rituales que realizan las personas para tratar de evitar o para liberarse de estos pensamientos (compulsiones).
Ejemplos de compulsiones comunes incluyen lavarse las manos. Así como limpiar la casa en exceso por temor a los gérmenes, o verificar algo una y otra vez para detectar errores.
Algunas personas que tienen graves traumas físicos o emocionales, como por ejemplo, los producidos por un desastre natural. Un accidente o delito grave pueden provocar experimentar un trastorno de estrés postraumático.
Los pensamientos, sentimientos y patrones de conducta se ven seriamente afectados por recuerdos de estos sucesos, a veces durante meses o incluso años después de la experiencia traumática.
Los síntomas como el temor extremo, falta de aire, taquicardia, insomnio, náuseas, temblores y mareos son comunes en estos trastornos de ansiedad. Aunque pueden producirse en cualquier momento, los trastornos de ansiedad surgen con frecuencia en la adolescencia o en el inicio de la adultez.
Hay algunas evidencias de que los trastornos de ansiedad son hereditarios. Aparentemente, los genes, así como las primeras experiencias de aprendizaje en las familias, hacen que algunas personas sean más propensas que otras a padecer estos trastornos.
Prevención de la ansiedad
Algunas de las prevenciones y tratamiento para el trastorno de la ansiedad que recomienda la Organización Mundial de la Salud:
La mayoría de los casos de trastornos de ansiedad pueden ser tratados satisfactoriamente por profesionales de la salud y la salud mental apropiadamente capacitados.
Varias investigaciones han demostrado que tanto la terapia de conducta como la terapia cognitiva y de conducta (CBT) pueden ser muy eficaces para tratar los trastornos de ansiedad. Los psicólogos usan la CBT para ayudar a los pacientes a identificar y aprender a controlar los factores que contribuyen a su ansiedad.
La Asociación Americana de Psicología, explica que, la terapia de conducta implica usar técnicas para reducir o detener las conductas no deseadas asociadas con estos trastornos.
Por ejemplo, una táctica implica tratar a los pacientes con técnicas de relajación y respiración profunda. Esto para contrarrestar la agitación y la hiperventilación (respiración rápida y superficial) que acompañan a determinados trastornos de ansiedad.
A través de la terapia cognitiva, los pacientes aprenden a entender cómo sus pensamientos contribuyen a los síntomas o trastornos de ansiedad. Y cómo modificar aquellos patrones para reducir la probabilidad de ocurrencia y la intensidad de la reacción.
La conciencia cognitiva aumentada del paciente se combina a menudo con técnicas conductuales. Esto para ayudar a la persona a enfrentar y tolerar gradualmente situaciones de temor en un entorno controlado y seguro.