¿Debo reducir mi consumo de aguas gaseosas?
El consumo de bebidas azucaradas podría estar poniendo tu salud en un riesgo muy serio. Es importante conocer los alimentos que estamos consumiendo para poder hacer una selección más inteligente de los mismos.
La respuesta es muy sencilla, sí. Sin embargo, es importante que conozcas las razones por la cuales debemos reducir el consumo de aguas gaseosas.
Según la Clínica Anglo Americana, las bebidas azucaradas son la fuente más grande de azúcar agregada en la alimentación de los jóvenes.
Algo que sin duda contribuye al aparecimiento de la obesidad juvenil y adulta.
Según la OMS, el elevado consumo de aguas gaseosas o bebidas azucaradas es un hecho indicativo de una dieta de muy poca calidad.
Esto se debe a que las bebidas azucaradas contienen azúcares que aportan calorías con muy poco valor nutricional.
Una lata de gaseosa, contiene un aproximado de 40 gramos de azúcares, lo que equivale a 10 cucharas de té. El doble de lo que la OMS considera saludable.
Las aguas gaseosas no contienen proteínas, vitaminas, minerales, ni ningún otro nutriente. Son un producto ultraprocesado.
En general estas bebidas están constituidas en un alto porcentaje por agua carbonatada y azúcar.
El agua carbonatada es agua con gas. Su consumo excesivo puede provocar secreción gástrica, incrementar la acidez del jugo gástrico y causar flatulencias.
Las aguas gaseosas tienen también otros componentes como el sodio y elementos que le dan su sabor y tono característico. Pueden contener ácido fosfórico y cafeína, entre otros.
Riesgos para la salud
El Ministerio de Salud de Argentina advierte que, a pesar de aportar una gran cantidad de calorías, las bebidas azucaradas no producen saciedad.
Esto puede provocar que la persona ingiera una cantidad mucho mayor de alimentos a lo recomendado. Asimismo implica serios riesgos a la salud.
Además del sobrepeso, el consumo de aguas gaseosas o bebidas azucaradas, tiene efectos en la salud bucal.
Aumenta el riesgo de diabetes e hipertensión y provoca trastornos del sueño (especialmente en niños). Asimismo incrementa el riesgo de desarrollar problemas en los riñones.
Las bebidas azucaradas provocan un efecto placentero en el paladar y el cerebro, por lo tanto pueden fácilmente provocar una adicción.
Para evitarlo debes reducir al máximo tu consumo de aguas gaseosas y sustituirlas por bebidas naturales o agua.
Tu cuerpo te lo agradecerá en el largo plazo.